Existen personas con tendencias perfeccionistas que tienen la mala costumbre y el mal hábito de observar únicamente sus errores y desaciertos. Estas personas siempre están centradas en las metas que aun no han conseguido y tienen una gran dificultad para valorarse por sus logros. Es por ello que comúnmente sienten una culpa que no les permite vivir en paz y tranquilidad.
La culpa es una emoción adaptativa, pero cuando la llevamos al extremo no nos deja vivir con paz y tranquilidad.
Muchos de los que buscan la perfección y se exigen sea en el: trabajo, en su rol como padres, esposos o amigos, generalmente padecen de este sentimiento de culpa tóxico.
Este sentimiento genera angustia, tristeza y ansiedad, así como también refuerza pensamientos negativos que pueden estar distorsionados. Las personas que se encuentran atrapadas en este sentimiento de culpa tóxico generan pensamientos polarizados, es decir; de todo o nada. En su mente aparecen frases como: nunca lograré nada, todo me sale mal, nada de lo que he hecho vale, etc. El estar constantemente reprochándonos y recriminándonos se convierte en un hábito destructivo. Asimismo, es complicado parar esto una vez que ha comenzado y tiene un buen tiempo operando en nuestra mente.
Muchas veces el sentimiento de culpa es tan fuerte que provoca síntomas físicos como gastritis, migraña, molestias en la espalda, etc. En el caso extremo produce síntomas y trastornos depresivos.
Las raíces de la culpa toxica pueden rastrearse en la infancia y en la interacción que tiene el niño con sus padres. El reproche continuo por parte de estos, así como la exigencia y el amor condicional (te amo a condición de que saques una buena nota) suelen crear individuos depresivos y críticos consigo mismos. Estas personas viven la culpa como un sentimiento que no les deja vivir.
Por otro lado, la mayoría de las personas que experimentan este sentimiento de culpa tienen una baja autoestima y una valoración muy pobre de sí mismos. Muchos de ellos no se creen merecedores de cariño, amor y sienten que cualquier error es una buena excusa para reprocharse o castigarse. Nuevamente, es probable que estas personas estén repitiendo dinámicas y patrones aprendidos en la infancia.
El sentimiento de culpa también puede aparecer cuando queriendo o sin querer pensamos o hacemos algo que va en contra de nuestro sistema de valores. En ese caso, muchas veces, si el sentimiento persiste al pasar el tiempo podemos decir que nuestro pensamiento se ha rigidizado o distorsionado. En ese caso debemos acudir a un profesional en la psicología que con herramientas y tareas específicas nos pueda guiar y ayudar a superar esto.
Para lograr manejar el sentimiento de culpa y que este no sea un peso en tu vida te recomiendo puedas reflexionar acerca de lo siguiente:
-Piensa también en tus aciertos, además de en tus errores. Si es necesario escríbelos.
-Asume que los seres humanos podemos equivocarnos y que la vida es un camino plagado de errores para aprender.
-Reflexiona acerca de por qué crees que vales y de cuáles son las cosas de las que te sientes orgulloso.
-Encuentra las causas del sentimiento de culpa en tu dialogo interior. Recuerda; lo que te dices tendrá un impacto en lo que sientes y haces.
-Encaríñate contigo mismo, date un tiempo para el ocio y para disfrutar del presente. Encuentra un tiempo en la semana para salir del pasado y del futuro.
Finalmente, si sientes que vivir es un peso y que la culpa no te deja realizar tus actividades diarias, o te quita energía, acude a un psicólogo que pueda ayudarte y devolverte la salud que te mereces.