Si sufres de este temor, cuando eras niño, y cuando tu supervivencia que dependía de los cuidados de tus padres, probablemente no fuiste bien atendido y te quedaste con un sentimiento de estar desprotegido. En ese caso la necesidad de estar acompañado y de ser cuidado por los demás se quedó ahí y no la sentiste satisfecha.
Read MoreLa ANSIEDAD SOCIAL y la TIMIDEZ en el contexto laboral. Causas, tratamiento y consecuencias
El miedo a la evaluación de los demás, o la ansiedad social, es un miedo irracional que le trunca el crecimiento profesional a muchas personas. Las personas que tienen este problema, sienten vergüenza y timidez cuando deben exponerse frente a un grupo o interactuar con los demás. Muchos de ellos experimentan esta timidez en el trabajo y por ella no pueden mostrarse y explotar todo su potencial.
¿Qué consecuencias y dificultades pueden traer la timidez y la ansiedad social en el trabajo?
La competencia en el entorno laboral es cada vez más acérrima y ya no nos podemos dar el lujo de titubear frente a un cliente, jefe o empleado. Podemos decir que los que son más tímidos en el trabajo tienen algunas de estas dificultades:
· Les cuesta poner límites a sus empleados para no “caer mal”.
· Les cuesta exponer sus ideas en reuniones de trabajo por que sienten vergüenza y timidez frente a sus jefes o gerentes.
· Les cuesta pasar por entrevistas de trabajo y se ponen nerviosos o tímidos cuando deben contestar a las preguntas que les hace el evaluador.
· Les cuesta dictar un curso o capacitación por que creen que los demás se darán cuenta de que están “nerviosos” o por miedo a “ponerse en blanco”.
· En situaciones grupales asumen que los demás los observan, evalúan y critican.
· Sienten timidez en el trabajo cuando deben hacer una llamada telefónica a un cliente, proveerdor o jefe.
· Sienten vergüenza o timidez cuando quieren pedir un aumento a su jefe.
Si tenemos en cuenta cada uno de estos puntos podemos decir que la timidez en el trabajo nos dificulta al:
· Comunicarnos con los demás y expresar nuestros puntos de vista.
· Hacer requerimientos y pedidos a otros.
· Marketearnos y mostrar lo que valemos.
· Hacer amigos y crear una red social.
· Capacitar y enseñar a los demás.
· Liderar y dirigir un equipo.
¿De donde viene la ansiedad social y por que la timidez se manifiesta en el trabajo?
Esta problemática es causa de una historia de aprendizaje que primeramente comenzó en la infancia y se fue fortaleciendo a lo largo del tiempo. Comúnmente se desarrolla cuando vivimos en un entorno sobreprotector o cuando experimentamos situaciones de bullying. De igual forma se mantiene en nuestra adultez cuando evitamos situaciones en las que podemos exponernos.
La sobreprotección de nuestros padres pudo haber tenido una buena intención en su momento, pero NO nos dio la autonomía y la autoconfianza para creer que podemos hacer las cosas por nuestra cuenta. Para que comprendas el miedo es la angustia que sentimos ante la percepción de una amenaza, siendo que la amenaza se convierte en tal cuando creemos que no contamos con los recursos para afrontarla.
El entorno laboral nos exige confiar en nosotros mismos y tener una autoestima sana. De igual forma nos exige arriesgarnos y enfrentar los problemas del día a día sin miedo. El que padece de timidez y ansiedad social en el trabajo tiene dificultades para arriesgarse y exponerse, por lo que muchas veces no puede aprender de sus errores.
A veces la sobreprotección y el bullying vienen de la mano. Simplemente es común que niños sobreprotegidos a los que se les han quitado la autonomía y la confianza no sean los más populares en el colegio. Las experiencias de bullying crean en estas personas ya de adultas la percepción distorsionada de que los demás los están evaluando y juzgando.
En verdad quienes padecen de timidez en el trabajo no son conscientes de que todo comienza cuando deciden dar rienda suelta a su imaginación, ya que comúnmente anticipan que ante ciertos eventos sucederá lo peor. Por ejemplo, en situaciones sociales suelen imaginar que: van a aburrir a los demás, los demás se van a reír de ellos, los demás se molestaran, los demás se darán cuenta de su ansiedad, etc. Esta gran imaginación activa un miedo que comienza a crecer y que los paraliza. Finalmente, sucede que se bloquean, su rendimiento baja y terminan cumpliéndose sus expectativas negativas como una profecía autocumplida. Incluso, en casos extremos, esta ansiedad social puede derivar en estados de estrés agudo, cansancio mental y depresión.
¿Cómo supero mi ansiedad social y timidez en el trabajo?
Actualmente existen terapias cognitivas conductuales muy eficientes para el tratamiento de la ansiedad social y timidez. Estos tratamientos tienen una duración programada así como un proceso estandarizado. Asimismo, también existen exposiciones programadas que suelen llevarse en talleres y cursos grupales. De todas formas, todavía nos queda mucho camino por recorrer a los profesionales de la psicología para solucionar de una vez por todas el miedo irracional y la timidez en el trabajo.
Como se produce el PÁNICO
El pánico como tal es una mezcla de pensamientos, emociones y sensaciones corporales que surgen ante una situación determinada. Hay personas que lo sienten cuando deben exponer frente a un público, otros cuando están en espacios cerrados, medios de transporte o en lugares donde hay mucha gente.
Si nos ponemos a pensar detenidamente, los ataques de pánico son algo ilógico, debido a que se producen ante situaciones que valoramos como peligrosas, pero que no lo son realmente. El problema está en que cuando percibimos esas situaciones como peligrosas nuestro cuerpo libera sustancias que nos preparan para defendernos de ese supuesto peligro y es allí donde entramos en la “trampa del pánico”, cuando pensamos que esas sensaciones corporales nos llevaran indefectiblemente a tener un ataque al corazón, ahogarnos, perder el control o volvernos locos. Allí se produce una VISION EN FORMA DE TUNEL, donde nuestra atención y percepción se focalizan únicamente en las consecuencias negativas de padecer estos síntomas. Esta visión, acompañada de pensamientos negativos, aumentan las sensaciones de mareo, ahogo, confusión, sudoración, rubor, opresión en el pecho, etc. En verdad estos síntomas no hacen más que ayudarnos a afrontar el supuesto peligro, debido a que son reacciones de miedo heredadas por el hombre hace millones de años para protegerse.
Una vez que ya hemos tenido varios sucesos de pánico es normal que quedemos VULNERABLES a esas sensaciones en el cuerpo y a las situaciones que lo desencadenaron, por lo cual si se producen nuevamente vamos a hacer las mismas inferencias acerca de lo peligrosas que son y de las consecuencias terribles que traen consigo. Digamos que en cierto modo, se ha dado al cerebro la orden de que no se olvide de ese riesgo –por otro lado absolutamente inexistente-, y dispare las alarmas correspondientes en el cuerpo para prepararnos. Así sucede que finalmente una vez que se ha armado este círculo tenemos ansiedad a tener ansiedad.
Repasemos las etapas de como se genera y mantiene el pánico:
Cuando la TIMIDEZ nos quita la palabra
En mi experiencia como terapeuta me he encontrado con numerosas personas que llegan a consulta debido a que tienen cierta dificultad para comunicarse y relacionarse con los demás.
Algunos se muestran tímidos cuando deben realizar una exposición en la universidad o en el trabajo. Hay otros que se sienten inhibidos cuando su jefe los interroga y les hace alguna crítica. También están a los que les gustaría intervenir y proponer ideas en sus reuniones de trabajo, pero que no pueden, ya que se quedan paralizados, atrapados en sus dudas y pensamientos temerosos. No se arriesgan a dar su opinión porque consideran que su intervención puede ser desatinada, tonta o aburrida. Incluso, es muy común que en vez de concentrarse en la tarea que tienen frente, se distraigan pensando en sus desaciertos, en lo mal que lo están haciendo y en las consecuencias negativas que vendrán a futuro.
El panorama se complica aun más cuando estas personas deciden evitar exponerse a este tipo de situaciones. Este comportamiento empeora la situación, ya que aumenta los pensamientos catastróficos que hacen a los supuestos “peligros” más terribles de lo que en verdad son. Esta conducta de evitación no les permite entrenar sus habilidades sociales y tampoco les da la chance de probar que son capaces de exponer, aportar y participar.
Asimismo, muchos de ellos no son conscientes de que las emociones y sentimientos que los paralizan nacen del miedo a ser rechazados. En general esto es debido a que han tenido experiencias de bullying en el pasado o padres que fueron demasiado exigentes con ellos y por eso se exigen para lograr el agrado y el reconocimiento de TODOS los demás.
Ven el mundo de manera polarizada, etiquetándose a sí mismos como personas deseables-indeseables o perfectas-inútiles. En su pensamiento no hay grises.
Por ello, siempre les digo a mis pacientes que padecen este tipo de problemática que su percepción del mundo afecta en cómo se sienten y en cómo se comportan. Sin decir que esto también tiene sus consecuencias en la valoración que hacen de sí mismos. En general son personas que tienen un muy bajo concepto de sí mismos y que deben trabajar su autoestima.
Para eso estamos los psicólogos cognitivos, para que con trabajo y técnicas de reestructuración de pensamientos podamos cambiar la forma de cómo te ves a ti mismo y de cómo ves a los demás, para minimizar el peligro de un posible rechazo, a fin de que puedas hacer lo que te propones con éxito y logres vivir la vida a pleno.
Las ciudades, fortalezas del MIEDO
Es llamativo ver como en la antigüedad y en la edad media las ciudades eran urbes amuralladas cuya función primordial consistía en proteger y defender a las personas que vivían allí de los peligros que se encontraban fuera.
Hoy en día las ciudades más bien son capitales del miedo, donde coexiste la violencia, el delito, la intolerancia y en muchos casos el desempleo. Incluso, hay zonas privadas a las afueras donde hay muros físicos y muros inmateriales que se expresan en forma de discriminación y rechazo a lo que es “diferente”.
Se ha perdido ese sentido que inicialmente hizo a su existencia, es decir a la ciudad como espacio que debía brindar a sus ocupantes un sentimiento de seguridad y protección.
Lima “la gris”, es un buen ejemplo de ello. Metrópoli donde nos amenazan constantemente las bocinas, la intolerancia de la gente, el maltrato, la pobreza y la inseguridad.
Esta polución visual y ambiental que vivimos todos los días nos genera un gran monto de estrés que tiene sus consecuencias sobre las personas, tanto en lo físico como en lo mental.
Por ello, en mi práctica profesional, cada vez veo más pacientes con miedos y fóbias que se manifiestan concretamente en dificultades como por ejemplo; subir a un taxi por temor a que les roben, ir a espacios públicos o a conciertos, manejar por ciertos lugares o simplemente les aterra el hecho de salir de sus casas.
Es un miedo que los paraliza y que activa sensaciones displacenteras en el cuerpo, así como pensamientos ansiogenos y conductas protectoras, que los inhiben y no les permite llevar una vida normal.
Por suerte el avance de la ciencia nos provee a nosotros los psicólogos de técnicas y procedimientos terapéuticos empíricamente validados que permiten superar estos miedos.
También es importante que las personas que padecen estas dificultades se expongan a aquello que temen. Esa es la única forma de romper el círculo que los tiene atrapados en sus miedos y pensamientos ansiosos.
¡No te des por vencido! , anímate a superar tus miedos, y si no puedes, contáctate con un profesional que te pueda acompañar en el proceso.