La insatisfacción como emoción tiene una función y no siempre es negativa. Sin ella no podríamos avanzar y crecer en la vida. Por desgracia hay quienes padecen de insatisfacción crónica que se manifiesta generalmente en un sentimiento de falta de aprobación continuo.
Las personas que poseen esa emoción nociva sienten que siempre les falta algo por lograr, por más que tengan buenos resultados en su trabajo y en su vida. Un pensamiento recurrente en ellos es que “podrían haberlo hecho mejor”. Son individuos obsesionados por la perfección, aunque lo que no saben es que esta preocupación por llegar a la perfección, en un determinado momento, les quitara la felicidad.
Obsesionarse con la perfección es como querer correr en el mar o nadar en el desierto. En definitiva, el perfeccionismo como enfermedad consiste en la creencia de que se puede alcanzar la perfección. Cualquier cosa por debajo de la perfección es inaceptable. En realidad, esta forma de ver la vida y sobreexiegencia suele traer aparejados trastornos tales como:
· Anorexia o bulimia
· Ansiedad
· Fobias
· Pánico
· Colon irritable
· Afecciones coronarias
El origen de esta exigencia, como todos los rasgos de personalidad, tiene raíz en la familia y en especial en los primeros años de vida. A lo largo de mi experiencia he visto que padres autoritarios, demandantes, críticos, difíciles de complacer e impredecibles en sus reacciones crean hijos perfeccionistas y exigentes. Esta clase de padres brindan a sus hijos un amor condicional, es decir, brindan afecto a condición de que sus hijos se comporten con ellos pretenden y creen que deberían, siendo incapaces de validar y aprobar la conducta cuando se equivocan. Así, la persona perfeccionista que ha pasado por este aprendizaje y condicionamiento en la infancia, actúa impulsada por la motivación negativa interna de tratar de evitar la desaprobación, la crítica y el rechazo que recibió de sus padres. Por ello, el perfeccionista es obsesivo y da vueltas al mismo error, rumiando con el pensamiento alrededor de su equivocación. A fin de cuentas, el perfeccionismo te mantiene insatisfecho y te conduce a vivir pensando en lo negativo, lo cual genera un clima a tu alrededor que condiciona todo negativamente.
Para evitar caer en la insatisfacción permanente piensa en tu propósito y no te centres en los detalles. No te quedes pensando en el error y recuerda que la perfección es una pulida colección de errores. Fíjate metas realistas, sal de tu zona de confort y no tengas miedo a equivocarte. Recuerda que la única forma de avanzar es moviéndote. Sigue caminando y no te detengas, a pesar de que aparezcan cosas que no hagas tan bien, que no te gusten o te den miedo. Exigir la perfección no te llevara necesariamente a conseguir los resultados que esperas y tampoco te permitirá disfrutar de la vida.
Decide disfrutar de tu tiempo y aprende a administrarlo. Recuerda que es único e irreversible.