Es un hecho que la mayoría de nosotros, de alguna manera sin saberlo, terminamos repitiendo el dolor de nuestra infancia. Muchas son las corrientes en psicología que hablan acerca de esto. Un psicoanalista llamaría a este fenómeno “compulsión de repetición”, en cambio un psicólogo cognitivo diría que es una condición de la mente confirmar lo que ya sabe. Sin importar el nombre que le pongamos, o como lo llamemos, este fenómeno existe y es parte de nuestra vida diaria. A veces nos trae problemas y nos hace pasar por la misma situación dolorosa una y otra vez.
Tal vez los CASOS más aberrantes pueden ser los de los hijos de padres alcohólicos que crecen para casarse con otro adicto al alcohol o los niños maltratados que crecen para maltratar a sus hijos o por el contrario se casan con una persona que los maltrata. También están los que fueron víctimas en su niñez del abuso sexual y crecen para prostituirse o los que fueron excesivamente controlados y ahora de adultos permiten que los demás los controlen.
Lo que en verdad llama la atención es que estas personas no son del todo conscientes de que repiten estos patrones construidos durante la infancia, incluso, a pesar del dolor que sienten.
Un lector avezado se preguntaría ¿Por qué volvemos a reproducir nuestro dolor y prolongamos nuestro sufrimiento?.
Para responder a esta pregunta es necesario entender que nuestra visión del mundo, de los demás y de nosotros mismos, está almacenada en nuestra mente en forma de ESQUEMAS. Estas creencias tempranas formadas en la infancia nos hacen percibir la realidad de una forma particular e interpretamos todos los hechos que ocurren en nuestra vida a partir de ellas.
Por ejemplo; la persona que ha sido sufrido de abandono durante su infancia de adulta interpretara que su esposo le ha sido infiel si llega tarde a casa, sin necesariamente tener evidencia de ello.
Estas creencias nucleares y esquemas nos proporcionan un sentido de predicción y seguridad, por ello es tan difícil a veces reestructurarlas. Digamos que son CÓMODAS y nos resultan familiares, es decir nos hacen sentir como en casa.
La buena noticia es que hay solución y que tú también puedes escapar de ese destino que te acecha. Con trabajo y esfuerzo los psicólogos ideamos estrategias para identificar y reestructurar estas creencias disfuncionales. Anímate a darle un giro a tu vida, comienza terapia y no sigas caminando por la vida mordiéndote la cola.