Aprende a ser feliz. La felicidad por el hecho de existir

El camino de la felicidad puede aprenderse si pensamos que esta puede llegar por el hecho de existir. 

Alguien una vez me dijo esta frase; “se puede ser feliz por el hecho de existir”. En verdad cuando lo escuche me pareció algo ilógico, irracional y sin sentido. Inmediatamente pensé para que voy a ser feliz por existir, si eso ya lo tengo. Debo admitir que mi felicidad dependía en ese momento, en mayor medida, de mis logros. Por suerte, me lo habían dicho con tal convicción que volví a reflexionar el significado de esta frase.

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La ironía de la repetición ¿Por qué siempre caemos en la misma trampa?

Es un hecho que la mayoría de nosotros, de alguna manera sin saberlo, terminamos repitiendo el dolor de nuestra infancia. Muchas son las corrientes en psicología que hablan acerca de esto. Un psicoanalista llamaría a este fenómeno “compulsión de repetición”, en cambio un psicólogo cognitivo diría que es una condición de la mente confirmar lo que ya sabe. Sin importar el nombre que le pongamos, o como lo llamemos, este fenómeno existe y es parte de nuestra vida diaria. A veces nos trae problemas y nos hace pasar por la misma situación dolorosa una y otra vez.

Tal vez los CASOS más aberrantes pueden ser los de los hijos de padres alcohólicos que crecen para casarse con otro adicto al alcohol o los niños maltratados que crecen para maltratar a sus hijos o por el contrario se casan con una persona que los maltrata. También están los que fueron víctimas en su niñez del abuso sexual y crecen para prostituirse o los que fueron  excesivamente controlados y ahora de adultos permiten que los demás los controlen.

Lo que en verdad llama la atención es que estas personas no son del todo conscientes de que repiten estos patrones construidos durante la infancia, incluso, a pesar del dolor que sienten.

Un lector avezado se preguntaría ¿Por qué volvemos a reproducir nuestro dolor y prolongamos nuestro sufrimiento?.

Para responder a esta pregunta es necesario entender que nuestra visión del mundo, de los demás y de nosotros mismos, está almacenada en nuestra mente en forma de ESQUEMAS. Estas creencias tempranas formadas en la infancia nos hacen percibir la realidad de una forma particular e interpretamos todos los hechos que ocurren en nuestra vida a partir de ellas.

Por ejemplo; la persona que ha sido sufrido de abandono durante su infancia de adulta interpretara que su esposo le ha sido infiel si llega tarde a casa, sin necesariamente tener evidencia de ello.

Estas creencias nucleares y esquemas nos proporcionan un sentido de predicción y seguridad, por  ello es tan difícil a veces reestructurarlas. Digamos que son CÓMODAS y nos resultan familiares, es decir nos hacen sentir como en casa.

La buena noticia es que hay solución y que tú también puedes escapar de ese destino que te acecha. Con trabajo y esfuerzo los psicólogos ideamos estrategias para identificar y reestructurar estas creencias disfuncionales. Anímate a darle un giro a tu vida, comienza terapia y no sigas caminando por la vida mordiéndote la cola.

Reflexionar acerca de lo que nos hace feliz y el SENTIDO de nuestra vida

Que ridículo es preguntar por el sentido de la vida. En verdad nadie te lo puede decir y de hecho una persona lógica e inteligente descifrará que no hay tal.

La mayoría de nosotros creemos que las cosas suceden casi por casualidad y hasta se podría decir por magia divina. En verdad les parecerá extraño pero ustedes también lo ven así. ¿Qué es ser feliz? nadie se lo pregunta, pero todos lo esperan como si fuese algo que va a venir del cielo. Es difícil romper esta creencia. Más bien la pregunta es: ¿qué te hace feliz? o ¿qué tendría que sucederte para ser feliz?. Cuando lo pregunto en mi consultorio pocos entienden que estoy queriendo decir. Viven su vida como si no fuera la de ellos, sin responsabilidad de sus acciones y pensamientos, sin poder alguno. Caminan ciegos por un camino dorado y no saben por qué están allí ni a donde van. Como el mito de Sísifo, se quejan cuando una y otra vez comenten los mismos errores, como si tuviesen un destino trazado que no pueden superar. Algunos sienten que el fracaso y el rechazo están ahí adelante, en frente, porque creen que solo les pasa a ellos. Se ven especiales en eso y lo utilizan muchas veces para atraer la atención de los demás. Estoy hablando de los desempoderados, que siguen atados a aquellas personas que les hacen daño o que toman decisiones y tienen conductas que luego los perjudica. En verdad a todos nos persigue ese fantasma, el del destino. A algunos más a otros menos. El destino no es más que una eterna confirmación de uno mismo, que se repite. Es la forma que tu y yo tenemos de decir; ese somos, sino hago o pienso eso no sería finalmente YO. Cambiar esto para algunos sería como pedirles morir o dejar de existir y por ello no están dispuestos a dejar atrás esa parte de si mismos, de su esencia.

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Sonara duro para el lector lo que estoy por comentar, pero la vida no tiene sentido más que el que uno decida ponerle. Creo, de hecho, que la felicidad no es una condición sino más bien una OPCIÓN. Tu eres responsable de tu propia felicidad y para eso debes realizar una búsqueda de lo que te hace feliz. La única condición para serlo es que lo que pienses y sientas coincida con lo que haces. Sino estarás viviendo la vida de otro.

Aventúrate, no pienses que ya lo has vivido todo o que no hay solución. Cada día es un nuevo día y TÚ tienes la decisión de ser feliz. Entiendo que tal vez estés pasando por un mal momento sea; económico, laboral, sentimental, etc, pero si te pones a pensar la vida está llena de esos momentos. Esas son la reglas del juego y créeme cuando te digo que no las vas a cambiar. La clave está en tomar las cosas que sabes que te dan felicidad. Inunda tu corazón con regocijo disfrutando de aquellas cosas simples que tienes. Sin más, puedes proponerte disfrutar un día lavando tu auto, leyendo un buen libro o gozando del simple hecho de estar vivo, hoy  y aquí, siendo quien eres. Recuerda, el control de tu vida y la felicidad está en una simple decisión y por suerte tú eres el que la toma. No dejes que otros la tomen por ti.