Alguien una vez me dijo esta frase; “se puede ser feliz por el hecho de existir”. En verdad cuando lo escuche me pareció algo ilógico, irracional y sin sentido. Inmediatamente pensé para que voy a ser feliz por existir, si eso ya lo tengo. Debo admitir que mi felicidad dependía en ese momento, en mayor medida, de mis logros. Por suerte, me lo habían dicho con tal convicción que volví a reflexionar el significado de esta frase.
Repensando me di cuenta de que la mayoría de las personas supeditan su felicidad principalmente a sus logros. Es decir, pueden pasar su vida viendo el horizonte, allí donde están las metas que quieren alcanzar, pero, acaso, ¿disfrutan el camino que los lleva allí?. Por otro lado, ¿en algún momento se acaban las metas?.Yo creo que no. Nuestra concentración, tiempo y esfuerzos se dirigen a esas metas, pero, ¿dónde queda el presente?, el aquí y el ahora.
La clave para aprender a ser feliz es concentrarnos en el aquí y ahora.
Pensamos en el futuro, en lo que debemos lograr y pensamos en el pasado, en lo que debió ser. No somos conscientes de que estamos AQUÍ Y AHORA, en el presente, de que el tiempo pasa, de que cada segundo es valiosísimo, porque es IRRECUPERABLE. Queremos solucionar nuestra vida, escalando en la empresa, consiguiendo más dinero, como si la vida tuviera solución. Estamos tan absortos en esto que no somos conscientes que el tiempo pasa, que podemos perderlo todo mañana, que “nadie tiene nada comprado” y de que a “seguro se lo llevaron preso”. Entonces: ¿la felicidad depende de que todo nos salga como queremos? o quizá es mejor ACEPTAR que hay cosas que no controlamos y dejarlas ir.
Con esto no te insto a que pares y dejes tus sueños y metas, solo te recomiendo puedas dejar lo que estés haciendo y pensar por un minuto “no sé por qué estoy aquí y quizá nunca lo sepa, pero que genial existir, poderlo saborear, como un buen vino que se toma despacio, por que el tiempo pasa y se acaba.
Cada segundo vale y estamos aquí existiendo. Este momento es único e irrepetible.